En este momento estás viendo Hablemos del miedo a la Muerte

Hablemos del miedo a la Muerte

  • Categoría de la entrada:Desde la Cueva
  • Tiempo de lectura:9 minutos de lectura

A ver, este es un video para todos aquellos amigos, conocidos… No me va a dar tiempo a despedirme de todos vosotros. Está siendo todo muy rápido y yo misma estoy aún como que no termino de creer que esto sea cierto, porque están ocurriendo cosas excepcionales en mi vida en los últimos tiempos. Se me ha informado de que me queda poco tiempo de lo que llamamos vida, que es absurdo porque la vida -como deberíais saber- es eterna; nadie desaparece cuando este cuerpecito se queda atrás. Pero sí que hay razones para pensar que voy a desencarnar pronto, no sólo por un diagnóstico de una metástasis cerebral generalizada (…)

 

(…) Por suerte en nuestro país han aprobado la eutanasia hace unos meses (cosa que yo ignoraba) y en caso de continuar adelante el proceso degenerativo, yo no aceptaría tratamiento y preferiría recibir una sedación para no prolongar lo que es un apego a la vida innecesario. (…)

 

(…) Me estoy sintiendo constantemente con una vibración elevadísima, que hace que me plantee la muerte como la próxima gran aventura de mi vida. Realmente es apasionante saber que te queda por delante, pues lo que vuelve a ser algo que has vivido muchas veces ya. Si queréis que os diga la verdad, siento que la muerte no tiene ninguna complicación: morir es muy fácil. Lo complicado es estar aquí, al ver cañón, todos los días, eso lo sabemos todos. Algunos amigos, cuando les he contado la noticia, me decían “Jo, ¡que envidia!”

Lo que acabas de escuchar es un trocito de mensaje más largo que nos envió Mar, una muy buena amiga hace unos días, sobre lo que es el final de su vida. Tiene un cáncer terminal y por el tono de voz puedes ver que lo está llevando estupendamente bien.

 

Yo cuando lo recibí me acordé de mí cuando tenía aproximadamente seis años. Recuerdo que estaba mi habitación, en la calle Donoso Cortés de Madrid, vivía en un tercero y tenía una ventana de dos hojas de estas que se pueden abrir, un ventanal grande. Yo estaba allí de noche y pensaba: ¿Qué habrá después de la muerte? ¿Qué pasa cuando te mueres? Y pensaba en tirarme a la calle para para matarme a ver qué había detrás… Y recuerdo que pensé: ¡Qué tontería! Si de todas formas voy a morir, para que saltar ahora, ¿no? Ya me moriré…

 

Y efectivamente, no salté.

 

 

La realidad es que he vivido toda mi vida sin miedo a la muerte; es algo peculiar: no es algo que alguien me haya inculcado, digamos que es un programa que ya traía por defecto.

 

Pero sí que me ha llamado la atención poderosísimamente que con todo lo que se habla en el mundo, en la sociedad en la que he crecido, lo de la Muerte siempre ha sido un poco tabú. Y sigue siendo un poco no, sigue siendo muy tabú. Sí, se habla, pero se habla un poco de lado, no se afronta claramente el tema, no se nos educa en el colegio qué es la muerte y cómo afrontarla… Y te tienes que ir a religiones que siempre tienen un discurso un poco extraño y raro. Y sin embargo todos morimos; es la única cosa que nos une a todos: nacemos y morimos, eso está claro. El resto ya, es negociable.

 

Qué bonito el tono de mar cuando habla de esa forma tan natural de lo que es algo que, según mis creencias, hacemos todos, muchas, muchas veces. Hemos hecho muchísimas veces y es algo que es totalmente normal en la naturaleza: morimos, nacemos, volvemos a empezar el ciclo… Pero no quiero que esta sea una reflexión esotérica, es algo mucho más sencillo:

 

Yo te pregunto: ¿Qué fue del tú de hace cinco años, 10 años, 15 años atrás? ¿Dónde está esa persona? Ahora te sugiero que te vayas mentalmente a cualquiera de esas épocas; ni siquiera necesitas irte a la infancia que eso quizás es una zona más gris. Vete a cuando pensaba y ya tenías cierta capacidad raciocinio: a tu pubertad, a tu juventud… ¿y esa persona de ahí, donde está? Ya murió, ¿no?

 

O algo más sencillo: vete dos trabajos hacia atrás. ¿Dónde está ese trabajo? ¿Dónde está esa experiencia? ¿Existió realmente o es una especie de sueño que tú has tenido? Tampoco hagamos mucho un trabalenguas del tema: ¡Claro que existió, por supuesto que existió! Pero ¿dónde está ahora? Esa vida murió.

 

Y ahora más fácil todavía: ¿dónde está el día de ayer? ¿Podrías recapitular todas las sensaciones que tuviste a lo largo del día? ¿Podrías hacer una lista con todos los temas que pensaste a lo largo del día? Como mucho podríamos hacer una lista (a lo mejor incluso incompleta) de la gente con la que hablaste, pero no mucho más allá…

 

¿A dónde voy con todo esto? A que la memoria es frágil, que el pasado es frágil y es una especie de sueño tan irreal como el futuro. Morimos y nacemos cada día. Y sin embargo, ¡hay tanto miedo a la muerte! Qué curioso: incluso en estos tiempos lo de la muerte y el miedo a la muerte nos lo están metiendo con calzador. Hace poco oí a una doctora que decía “…Es que no hemos metido suficiente miedo a la gente para que se queda en casa.”

 

¿Perdona? ¿Cómo que “miedo para quedarme en casa”? ¿Me estás diciendo que hay que tener miedo a vivir? ¿Me estás diciendo que por miedo a un bichito o de lo que tú quieras… de algo que puede provocar la muerte, pero que la provoca en un porcentaje absolutamente ínfimo, prácticamente inexistente, debo quedarme en casa? Prácticamente inexistente es el 0,0000%…, ¿no? De cada millón de habitantes, le ocurre al 0,0000… Si nos ponemos así, hay miedos mucho más cercanos y mucho más normales en el día a día que sabemos que están ahí y esos no nos impiden salir a la calle y vivir la vida. ¿Y me estás diciendo que por algo tan remoto tengo que tener miedo a salir ahí fuera y vivir la vida? ¡¿Pero esto qué es?!

 

El miedo a la Muerte es el miedo a la Vida. El miedo a morir es el miedo a vivir. Y esto es tan claro como que si tienes miedo a la muerte y no haces algo porque tienes miedo a la muerte, precisamente lo que haces es no vivir. Te coartas a la hora de expandir tu experiencia sobre la Tierra, en esta vida, con esta encarnación o lo que tú quieras creer, me da igual si crees o no en la encarnación. Mi padrastro era absolutamente opuesto a todo este tema de la reencarnación y vivió la vida como si fuera la última. Pero es que me da igual: es que yo, que sí que creo en la reencarnación, vivo esta como si fuera la última. ¡Por supuesto que sí!

 

¡Hay que exprimir el zumo de la vida a tope! ¿Qué es esto de que por miedo a que esto se acabe…?

 

Es como cuando tienes un helado en la mano y dices “no me lo como porque se acaba”. Bueno pues como no te lo comas se va derretir, porque la vida avanza y la vida sigue y esto no para. ¿Cuántas veces tenemos miedo hacer algo o por el qué dirán, o porque nos salga mal, o por lo que sea…? Al final se te pasa la oportunidad de hacerlo y dices ¡caramba, si lo hubiese hecho! ¡Pues haberlo hecho, idiota! ¡Lánzate a por ello!

 

 

Yo te sugiero que hables de la muerte con el tipo del espejo. No de que te vayas a morir, sino de quitarle el miedo a que cosas en tu vida mueran, relaciones en tu vida mueran.

 

Cómo somos, ¿verdad? Cómo son las palabras: si decimos que algo en tu vida va morir, se nos pone la piel de gallina. Y sin embargo, si decimos que algo en tu vida va a nacer, se nos llena de alegría la cosa. Si decimos ‘hay que matar esto en tu vida’, ahí hay una connotación terrorífica: ¡hay que terminar con esto! Nos gusta empezar cosas, pero no nos gusta terminarlas. Eso es un sindiós.

 

El vivir la vida tiene mérito, precisamente porque podemos decir NO a muchas cosas. Es decir: podemos matar muchas cosas, podemos decir no a esto y por lo tanto, nuestro SÍ vale. Si no tuviéramos la capacidad de quitar, eliminar, matar… me igual, llámalo X.

 

  1. Vamos a decir NO.

 

Solo porque tenemos la capacidad de elección es que merece la pena vivir. Y la muestra la tienes en lo que acabamos de vivir: una vida donde no tienes elección y tienes que estar en casa porque sí, porque estás obligado a ello y no tienes la posibilidad de elegir una alternativa, ¿eso qué vida es? Es una vida un poco de zombie, ¿no? Una vida donde tienes que mantener un camino, un trabajo, una relación, un lo-que-tú-quieras… ¿Eso es vida? No. Eso es muerte en vida, casi si me apuras. Y ahora ya sí que estamos estirando muchísimo las palabras pero solo si tienes la capacidad de decir NO, es que puedes decir SÍ a la vida. Sí a morir, sí a que esto acabe o muera en mi vida, para decir sí a esto otro; porque NO quiero que esto otro esté de mi vida.

 

Es la base del empoderamiento. Eso es lo más sencillo de todo. Solo cuando puedes decir NO es que tu SÍ vale algo. Así que ahí lo tienes, ahí te lo dejo.

 

Háblate con el tipo del espejo (o la tipa del espejo) y hablemos sobre la Muerte.

 

Gracias, Mar.

El capítulo del podcast completo

El mensaje completo de Mar

La Charla Consciente con Mar